DESNUDO MASCULINO

Sobre el desnudo femenino en el arte se ha escrito mucho, y habitualmente con tolerancia hacia quien sabe ver la belleza en el cuerpo de las mujeres. Distinta cosa ocurre con el desnudo masculino, siempre sospechoso de lindar con la homosexualidad, deseos turbios reprimidos, etc. El ensayo del catedrático español Carlos Reyero «Apariencia e identidad masculina» intenta entrar en el tema, analizando obras especialmente del siglo XIX. El cuerpo masculino idealizado fue una constante en el arte clásico, y también en el neoclásico muchos siglos más tarde. En verdad lo es también hoy si atendemos a la publicidad, películas, videoclips, moda, deporte, etc. Lo masculino ideal presenta cuerpos musculosos, bien proporcionados, con atributos de fuerza, energía, poder, acción, rudeza, etc. Pero también hay lo masculino lánguido o femenizado, el cuerpo de los trabajadores -habría que revisar el realismo socialista completo-, de los guerreros, las tentaciones pedófilas (cuya visibilidad y condena son muy propias del momento actual), las poses patriarcales o de jefe de familia con barba, bigote, cigarro puro, traje y bastón (resistidas por el mujerío igualitarista), también el cuerpo masculino heroico o martirizado, las distintas formas de la estética gay, etc…. IMÁGENES: el Hércules Farnesio -un clásico-, un bonito mariconeo mitológico de Lord Leighton, secuencia fotográfica a lo Muybridge de Thomas Eakins (se dice que el retratado es Walt Whitman), soldado abusador y prisionero abusado en la cárcel de Abu Grabi en Iraq, foto de Paul Mpagi Sepuya, una gallinita ciega de Achille Deveria, una foto hecha por el decadente barón de Plüschow.